Ya hablamos hace unos meses de los diferentes problemas de abastecimiento que tuvieron las intendencias de los ejércitos ruso y japonés durante la campaña de 1904-1905. Hoy vamos a centrarnos en un caso concreto, las transacciones comerciales entre rusos y chinos para el suministro de bienes en Manchuria y como los japoneses usaron estas para abrir un nuevo ‘frente de guerra’ en al retaguardia de su enemigo.
Manchuria es un territorio gigantesco que abarca 1.200.000 km2 y que en 1904 disponía de una población de 15 millones de habitantes (12 hab/km2). Un macizo montañoso central separa dos fértiles valles por donde discurren ríos navegables para barcos de gran tonelaje como son el Amur, Ousouri, Sungari y Liao-Ho. Situado entre Corea y China, con unas lineas de comunicación importantes pues, además de las fluviales, es en su capital -Kharbin- donde confluyen las ramas del transiberiano que parten de Valdivostock y China. Los rusos inicialmente, y los japoneses conforme avanzaban a lo largo de la campaña, iban a aprovechar la riqueza del territorio para el abastecimiento de sus tropas.
Las transacciones en Manchuria estaban monopolizadas por comerciantes chinos. Para los rusos el pagar a estos comerciantes locales era terriblemente complicado, debido fundamentalmente a la falta de moneda local.
Para las transacciones se utilizaba una moneda de cobre llamada tzan (los ingleses la denominaban cash y los rusos tchok), que en su parte central tenía un agujero cuadrado que les permitía entrelazarlas con un hilo y formar una especie de rosarios denominados diaos.
Para los pagos importantes los chinos utilizaban lingotes de plata que estaban agujereados en forma de suelas cuyo valor era el de su peso. En los grandes núcleos de comercio y puertos también se podían encontrar dolares americanos o mejicanos e inclusos reales de a 8 españoles, estas monedas eran valoradas únicamente por el peso de su metal y no por su valor de acuñación.
Los rusos se enfrentaron a estos problemas desde el comienzo de su presencia en la zona allá por 1900. No se podía pensar en introducir el rublo como moneda de intercambio, pues al ser una moneda fiduciaria la población local la aceptaban únicamente por su valor intrínseco (peso en cobre o plata). De hecho se dieron casos de una vez en posesión de chinos las monedas de rublos, se procedió a una posterior reentrega a los rusos por su valor de acuñación, con los consiguientes enormes beneficios para los cambistas chinos.
La otra opción era el pago en lingotes de plata lo que habría causado enormes problemas a los rusos que carecían de este material, debiendo de adquirir en el extranjero en grandes cantidades a precios que suponemos se incrementarían conforme a la mayor necesidad del comprador. Por no decir tiene que habría que añadir los problemas de su manipulación y pesaje.
La solución adoptada fue una menos onerosa para las arcas rusas, pero que traería consecuencias más adelante durante la guerra con el Japón. Se empezó a usar el pago por medio de papel moneda, estableciendo en las plazas importantes una reserva de plata suficiente para poder responder ante cualquier petición de cambio por los comerciantes locales.
Los chinos ya estaban habituados a este sistema de pago con occidentales, donde en las casas de comercio se les hacia efectivo en cobre o plata su importe contra la presentación de estos papeles moneda. Este sistema fue rápidamente adoptado y, no se detectaron gran cantidad de cambios a metales preciosos. Los bancos locales aceptaron el rublo de papel y así continuó hasta el momento del estallido del conflicto con el Japón.
El comienzo de las hostilidades en febrero de 1904 quebró el sistema monetario en Manchuria. El sistema de pago en plata o en papel moneda ya no fue válido para muchos comerciantes chinos que ya no aceptaron billetes rusos, cambiando a no importa que precio los que tenían en su poder.
El ministerio de finanzas ruso estableció, ante esta nueva situación, las medidas necesarias para reestablecer la confianza. Por una parte el Tesoro envió a las pagadurías del ejercito lingotes de plata suficientes para asegurar los pagos allí donde se les exigieran. Por otro lado, el Banco Ruso Chino incrementó sus reservas de plata, garantizando a los chinos el cambio del rublo papel por plata en cada una de sus sucursales de China.
Un problema adicional se precipitó sobre las finanzas rusas, los japoneses inundaron Manchuria de papel moneda falso con el fin de desacreditar la credibilidad de su enemigo. Los responsables rusos aún informando de las falsificaciones que corrían por el territorio se vieron obligados muchas veces a aceptar el cambio de estos billetes falsificados ante la duda de si eran o no verdaderos. El costo financiero para las arcas rusas de esta ‘acción de retaguardia’ fue enorme. Un ejemplo más de que las guerras no sólo se vencen en el campo de batalla.