El concepto de buque torpedero resulta de la aplicación en el ámbito de la guerra naval del principio económico de eficiencia en el gasto : «causar el mayor daño al mínimo coste posible», y en nuestro caso «pequeños barcos armados con torpedos dañarán gravemente a grandes buques acorazados».
Es en las teorías navales francesas del s.XIX donde se desarrolla una doctrina especifica para este tipo de embarcaciones, aunque ya a lo largo de la historia habíamos visto este concepto aplicado a la guerra naval, un ejemplo cercano lo tenemos en las cañoneras de D. Antonio Barceló. El éxito del ataque a Port Arthur por parte de la flota japonesa al comienzo del conflicto podría incitarnos a pensar que el torpedero era el arma idónea para el combate de superficie.
En este post vamos a analizar el conjunto de las actuaciones de los torpederos japoneses durante el conflicto, y veremos que resultados se obtuvieron. Obviaremos el caso de las acciones realizadas por torpederos rusos la cuales, salvo muy contadas excepciones, se limitaron a roles defensivos y vigilancia.
Ataque a Port Arthur
En la noche del 8 al 9 de febrero de 1904 a resultas del ataque de la flota japonesa, 3 navios rusos resultaron alcanzados por torpedos (los acorazados Retvizan y Csarevitch, así como el crucero protegido Pallada). En un primer momento los japoneses triunfales anunciaron su hundimiento, aunque al poco tiempo se dieron cuenta que los barcos rusos sólo habían recibidos averías de diversa consideración. Para darnos una idea de los daños producidos indicaremos que los navíos rusos pudieron ser reparados en las precarias instalaciones que se disponían en el puerto asediado y, en 4 meses, pudieron salir junto al resto de la flota para intentar ganar Vladivostok.
Los torpederos japoneses que realizaron esta acción actuaron en las mejores condiciones posibles ya que
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los navios rusos se encontraban anclados en la rada exterior,
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no tenían vigilancia ya que la guerra no se encontraba declarada,
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tenían las luces encendidas lo que permitia calcular distancias y elegir el punto de ataque,
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había una docena de grandes buques en la rada donde elegir objetivo.
Diez torpederos actuaron, se realizaron dos ataques, y se lanzaron 18 torpedos. Los resultados son los que hemos expuesto, solamente 3 causaron un daño apreciable, que pudo ser reparado en un breve espacio de tiempo, en unas instalaciones deficientes.
Aún después de esta pírrica victoria, se continuó con la creencia de que un único torpedo podría enviar al fondo del mar a un gran navío. Fue una victoria más bien moral que física, el efecto de psicosis de ataque de barcos torpederos continuó en la mente de los mandos rusos durante toda la guerra.
Ataques al acorazado Sebastopol
En los últimos momentos del asedio de Port Arthur los buques rusos anclados en la rada interior del puerto, se encontraban batidos por la artillería japonesa desde las alturas circundantes. El acorazado Sebastopol que se encontraba aún en estado operativo fue llevado para su protección a la bahía del lobo, anclando al abrigo de la península del tigre. El 29 de noviembre de 1904 los torpederos japoneses comenzaron su ataque que se desarrolló sin descanso durante 4 días.
Las condiciones en las que se encontraba el Sebastopol eran bastante pobres, había destinado parte de su tropa a la defensa de la plaza (restaban 300 de 750 hombres), la mayor parte de su armamento ligero también había sido ‘requisado’ disponiendo sólo de sus piezas de más grueso calibre (305mm y 152mm) de las que no podía hacer uso completo al estar dispuestas en ambas costados.
Los primeros ataques japoneses tuvieron que ser abortados por la mala mar, interesante apreciación que demuestra las limitaciones de estos buques en casos en que el tiempo no acompañe.
Los rusos dispusieron de una red antitorpedos, el primer ataque japonés se produjo cuando esta red no estaba totalmente instalada, el Sebastopol se defendió con su artillería principal y secundaria, ya que no disponía de terciaria iluminando a las torpederas japonesas con sus reflectores. Ningún torpedo alcanzó su objetivo. Notemos que las condiciones para los atacantes nuevamente son muy favorables, pues el acorazado se encontraba anclado, inmóvil y perfectamente iluminado por sus reflectores.
Un nuevo ataque esa misma noche realizado por dos torpederas japonesas, lanzaron 2 torpedos a menos de 100 metros, uno de ellos explosionó cerca del acorazado ruso, causándole daños menores en el casco que fueron rápidamente reparados, el segundo quedó enredado en la red antitorpedos.
Al día siguiente continuaron los ataques, nuevamente sin novedad en el objetivo, explosionando en la red de defensa del acorazado.
La noche del 1º de diciembre se produce un ataque japonés con más de 20 torpederos, que lanzaron sus torpedos a 6 cables (1200mt) las defensas rusas que habían recibido el apoyo de 3 torpederos que protegían al Sebastopol. Los informes posteriores a la acción indican que 3 torpederos japoneses fueron hundidos y más de 10 dañados, se informa que más de 60 torpedos fueron lanzados (ojo, siempre siguiendo fuentes rusas). En esta última acción observamos la impotencia de los torpederos japoneses en acabar con un buque inmóvil, siendo rechazados por la artillería del barco atacado y no pudiéndose acercar al mismo a menos de 1200 mt.
La noche siguiente (2 de diciembre), una tormenta de nieve evita el uso de los proyectores rusos, lo que permitió a los torpederos japoneses aproximarse al buque y lanzar una ataque por 3 costados. Solamente tienen éxito los que se dirigen por el costado de estribor. 2 torpederos se introducen siguiendo la costa y lanzan dos torpedos, uno que se enreda en la red de defensa y otro que alcanza al acorazado en popa al lado del timón, lo que le produce graves daños y una escora del 10%. Se pudo taponar la via de agua y equilibrar el buque, realizando estos trabajos bajo el fuego enemigo.
Tras este ataque los japoneses creyeron al Sebastopol fuera de servicio, y cesaron sus ataques. El navío aunque inmóvil continuo apoyando la defensa de la plaza con sus piezas de 305mm.
En resumen, y siguiendo fuentes rusas, de los más de 150 torpedos lanzados por los japoneses en sus ataques solamente 4 alcanzaron al buque y su red protectora. Es de notar que todos los que tuvieron exito fueron lanzados desde posiciones muy cercanas, y siempre burlando la vigilancia de los rusos, ya que mientras el acorazado pudo defenderse digamos que ‘correctamente’ ningún torpedero japonés pudo acarcarse a la suficiente distancia para alcanzar al barco ruso.
Como último ejemplo de la ineficacia de estos ataques expondremos los sucesos acaecidos la noche anterior a la rendición de la plaza, el 2 de enero de 1905, cuando el CN von Essen llevó al Sebastopol a aguas profundas y lo hundió para que no cayera en manos enemigas. A pesar de todos los esfuerzos japoneses llevados acabo el mes anterior el buque seguía estando operativo.
Otras operaciones menores
Podemos ver otros tres ejemplos de actuaciones de torpederos japoneses con nulos resultados :
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La noche del 23 de junio tras la tentativa de romper el bloqueo de Port Arthur de la flota rusa y en el momento de su regreso a puerto, la escuadra del Zar recibió dos ataques de torpederos japoneses. El primero cuando los barcos estaban entrando en la rada exterior y posteriormente se recibió un nuevo ataque contra los navios que se encontraban anclados en la misma rada pendientes de entrar a puerto. Tras 8 horas de combate ningún barco ruso sufrió averias, es probable que ningún torpedo alcanzara su objetivo.
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El 1 de julio el escuadrón de cruceros de Vladivostock, al mando de Brezobrazoff, fue atacado por 11 torpederos en el estrecho de Corea, nuevamente sin sufrir ninguna avería.
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Tras la batalla del 10 de agosto, los torpederos japoneses se lanzaron a la persecución de los buques rusos tocados (el acorazado Csarevich, y los cruceros Diana, Askold y Pallada), sin ningún resultado. En el caso del Crucero Protegido Askold, rechazó él solo el ataque de 4 torpederos enemigos.
La batalla de Tsushima
Los torpederos japoneses no actuaron en la primera parte de la batalla de Tsushima, se desarrolló esta fase mediante el duelo artillero de los grandes buques de línea. Los buques torpederos sólo iniciaron sus acciones durante la noche del 27 al 28 de mayo una vez finalizado el combate de artillería. El almirante Togo lanzó entre 70 y 100 torpederos a la caza de los restos de la flota rusa.
De los resultados de las acciones de los torpederos se les otorga el hundimiento de dos acorazados (Sissoi-Veliki y Navarin), junto al crucero acorazado Vladimir Monomach. Estos barcos rusos se encontraban en perdición y casi sin capacidad de oponer resistencia cuando los torpederos les dieron el golpe de gracia.
El único navio que puede considerarse como víctima directa y exclusiva de los torpederos es el crucero acorazado Almirante Nakhimov, el cual se hundió la tarde la de batalla de Tsushima tras el impacto de un torpedo que le produjo un gran boquete que no puede reparar cerca de la isla de Tsushima (su tripulación fue rescatada por el crucero japonés Sado Maru).
Observamos que el papel reservado a los torpederos en una gran batalla como Tsushima fue el de atacar a los barcos ya ofendidos por la artillería y terminar de hundirlos, Nuevamente vemos que estas acciones se desarrollan en condiciones muy favorables, pues se trataba de navios medio inudados, casi sin artillería de tiro rápido (solía ir sin protección y se encontraba desmontada), sin proyectores destruidos, y sin el apoyo de otros barcos cercanos.
En resumen de los 38 navios rusos que participaron en la batalla de Tsushima, 20 fueron hundidos, y de ellós sólo 4 por la acción de los torpederos, con las anotaciones que hemos realizado.
Corolario
Como hemos podido comprobar durante el desarrollo de las operaciones navales en la guerra rusojaponesa, las acciones protagonizadas por torpederos no causaron un daño sustancial al enemigo. Fueron usados en gran cantidad y con mucha profusión por el bando japonés, aunque no podían actuar bajo todas las condiciones meteorológicas y siempre que el buque ruso opuso resistencia (con artillería y reflectores) el ataque fue rechazado. Únicamente obteniendo éxitos limitados en condiciones optimas y contra buques aislados y ya previamente alcanzados.
Vemos pues como tras los resultados obtenidos en la guerra ruso-japonesa, se desmitifica la idea que indicábamos al principio de que el barco pequeño pudiera acabar con el grande en operaciones ofensivas, y mucho menos reemplazarlo.
Si quieres saber más :
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von ESSEN, Nikolai Ottovich. Les derniers jours du Sebastopol à Port Arthur. Paris: Agustin Challamel, 1914.
- LARESAN, Jean Louis de. Les enseignements maritimes de la guerre russo-japonaise, Paris : F.Alcan, 1905